miércoles, 24 de junio de 2009

El Duende




Al atardecer en Villalaco
las sombras se acomodan
en el divan de la luna y las estrellas
Al atardecer en villalaco
las sombras se cuelgan del misterio
para contemplar el dulce momento
en el que la luna baja al río a beber
de su inmensa y encantadora clareza
Al atardecer en Villalaco el caballo de las horas
perdidas trota por el campo del misterio y de las dudas
Al atardecer en Villalaco el cielo
hecha el telón de la oscuridad para ocultarse en
su belleza
Al atardecer en Villalaco el rojo carmín del cielo
refleja la sangre de los caidos
Al atardecer en Villalaco el dulce estruendo de los sapos
entra en el corazón del pueblo haciendo su sangre fluir
entre latidos de oscuridad y desenfreno
Al atardecer en Villalaco los caminos
guian las almas entristezidas al río
de la vida para su encuentro con la luna
Al atardecer en villalaco el eclipse de las
mentes de los locos se vuelve carmesí junto
al dulce olor a jazmín de los fantasmas de la verdad...

Al atardecer en Villalaco el duende
de las dudas abre la puerta de la cofradía
para ver el paisaje de la tristeza y los sueños locos
Al atardecer en Villalaco el espíritu
del río solloza por todos aquellos que lloraron
su agua...

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