Tengo el corazón desmesurado, el sístole curtido y la
sangre envenenada por el aliento que desprende la soledad
Tengo el extravío desmesurado, la vida partida en mil
retales de esperanza y el llanto goteando como la comisura de mis venas
Tengo el cautiverio desmesurado, aquel adiós todavía vivo y
locas mis ganas por verte de nuevo volviendo entre los matorrales de desdicha
Tengo el caminar de mi letargo desmesurado, su mirada clavada en mis
entrañas y enamorada mi alma de tanto imaginarte...
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