sábado, 30 de octubre de 2010

Dulce apogeo de los octubres quebrados
suavemente apaniguas la índole abisal que escribe mi boligrafo
Cálida clepsidra de silencios sistemáticos que matan golpe a golpe al violinista,
no vuelques el tintero de tus noches de vigilia en la abjuración del tequila...

Un último poema
para una última noche de humo y palabras
Una última sentencia
para este último juicio en el juzgado de mi loca cordura...

1 comentario:

  1. Te juzgo, jornalero, cuerdo y verdugo. Valoro, asímismo, tu pluma voraz, hachazos de alma cargados de afilado sentimiento. Estimo, ¿equivocado...?, amargura desbocada de corazón herido.

    Eutsi horri, Alain.
    Joseba.

    ResponderEliminar